jueves, 24 de abril de 2014

Rotativo Domestico,2013











 

Hay objetos que bien valen la pena recordar, incluso dibujarles o pintarles, no solo porque sean visualmente atractivos, si no ,  porque  saber que dentro de ellos existe  un contenido adicional  les hace aún más interesantes. Los discos (LP) por ejemplo…te has dado cuenta,que un disco es prácticamente un grabado que suena? Dime si eso no parece cosa de hechicería! Madre  santa!..

Sigamos. Y para el caso que nos compete ahora : los casetes  de VHS. Formato muy popular en los 80’s, que nos permitió (por fin) hacer copias ilegales de aquellas películas que tanto nos gustaban (esto como bien sabes en  Latinoamérica, es casi un deporte nacional). Pues bien, ROTATIVO DOMESTICO, es una propuesta que señala en esa dirección, con imágenes en las se cruzan entre sí, temas como  la copia, la cultura popular y el ARTE; así en letra mayúscula.

En ellos (los dibujos) aparecen a manera de “dípticos” dos casetes de vhs uno como la copia de alguna película de acción o de terror  de la década del 80 (me las vi todas y hacen parte de mi “culto” repertorio) y otro como la copia de algún performance  de entre la década del 70 y del 80.

Acompañan los dibujos, una instalación de pared conformada por doce casetes de VHS, aparentando ser películas de acción y registros de performances icónicos del arte contemporáneo. Ubicados de manera circular coincidiendo cada uno en el lugar que le corresponde a  las horas de un reloj, en su centro  el mecanismo de un reloj de manecillas marca las horas ,este movimiento circular se corresponde con la idea de rotación ,de lo rotativo.

Su título “ROTATIVO DOMESTICO” alude a  una particular programación en los cines  colombianos  muy popular entre 1980 y 1990, (no sé si en España  era popular), el “rotativo”, que proyectaba las películas sin cesar, una y otra vez, de tal modo que podías entrar al cine a cualquier hora, y si encontrabas la película a la mitad esperabas dentro la repetición inmediata. Por lo general esta programación era con dos películas, “el doblete”. Dos películas en la que una  era de acción o terror  y la otra podía ser un drama o una comedia. El VHS,al igual que el BETA, “domesticaron” el cine, lo llevaron a casa, he aquí la segunda parte del título.

 El resultado, un extraño encuentro  entre  “cine de acción” y “arte de acción”. Un saludo fraternal entre Silvester Stallone  y Joseph Beuys.






lunes, 21 de abril de 2014

45 RPM


























45 RPM (ídolos y posesión)



Consideraciones preliminares

Coleccionar objetos ha sido una actividad constante a lo largo de la historia occidental. En el mundo del arte, la creación de museos ha estado precedida por esta práctica cultural en la cual el coleccionista(a veces más un acumulador), decide permitirle al mundo echar un vistazo a esa prolongación de sus posesiones, que funciona como un modelo a escala de la realidad que habita.

La figura del “coleccionista” dentro del campo del arte, se ha vuelto cada vez más popular, y el proceso de adquirir obras de arte ha sido facilitado gracias a la creación de un dispositivo que va de la mano con el del coleccionismo; la feria de arte. “Comprar arte está de moda” decía un artículo en una revista de entretenimiento (el cubrimiento mediático de la cultura en Colombia, siempre tiene lugar en la sección de entretenimiento). En el se daban “tips” sobre como comprar arte, como iniciar tu colección, o como saber cuál es el tipo de arte o el artista que mejor va contigo. Incluso recomendaba las ferias más convenientes. A pesar de su evidente tono esnobista, el artículo no deja de parecer curioso, e incluso inquietante, porque sin proponérselo hace visible un determinado uso social del arte contemporáneo, que es precisamente su capacidad para inscribir a quien lo posea dentro un halo de distinción social; muy a pesar de las innumerables fantasías de vocación democrática que se le puedan endilgar.

El acto de coleccionar siempre es similar, aunque difiera el tipo de objeto que llegue a ser coleccionado (discos, arte, latas de cerveza, llaveros, búhos, etc.). Los objetos, son una extensión vanidosa de su dueño. Cada uno es un trofeo que siempre ira acompañado de un anécdota. En el arte, esta compilación de objetos posee ciertas particularidades, porque a pesar de que las obras sean consideradas como “objetos suntuosos” (al menos dentro del contexto tributario) poseen para algunos, la capacidad de otorgarles un principio de distinción frente a los demás. Los artistas y sus obras se convierten en algo así como marcas emblemáticas, ídolos de un pequeño publico donde las jerarquías se establecen por lo adquirido.



La paradoja que encierra el acto de coleccionar, según Walter Benjamín, es que a pesar que la función de los objetos coleccionados es sustituir el valor económico que representan, se vean liberados a la vez de su utilidad material o pragmática. Para Benjamín un verdadero coleccionista vuelve inútiles “en términos de capital” los objetos que colecciona desenmarañando el significado de las cosas que acumula. Para coleccionar es decisivo que dichos objetos pierdan su función original e ingresen en una relación de equivalencia. De esa forma las cosas pueden llegar a integrarse a un sistema creado específicamente: la colección. Cada cosa dentro de ese sistema se convierte en una enciclopedia de todo el saber sobre la época y del contexto del que proviene su dueño. Coleccionar es una forma de llevar a la práctica la idea de memoria. Para Benjamín, aun cuando las colecciones públicas parezcan menos objetables socialmente y más útiles académicamente que las privadas, una colección pierde su significado al separarse de su dueño personal, porque es a través de él en donde el objeto obtiene su justo valor.

El museo, según Benjamin, extrae los objetos de sus contextos originarios con el fin de crear la ilusión de un conocimiento universal.  En su función de situar los objetos producidos por historias particulares dentro de un continuo histórico, el museo convierte en fetiches los objetos que colecciona. La principal diferencia del coleccionista de Benjamín y la colección del museo, es que este último construye una historia cultural extrayendo los objetos de las condiciones materiales tanto de la época en que fueron producidos como del presente en el que son exhibidos, mientras que el primero también los arranca de la historia pero los valida desde la percepción del momento en que son recolectados.



Acerca del proyecto

El proyecto 45 RPM (ídolos y posesión), explora con ironía estas reflexiones respecto al mundo del arte, particularmente del coleccionismo como fenómeno cultural, de los artistas como ídolos de un grupo social y de los coleccionistas como principio de articulación. Diez dibujos de discos de 45 rpm (los más coleccionables, hablando de deseos) en cuyos sellos aparecen nombres de artistas visuales o hipotéticas agrupaciones que aluden a artistas (THE POLLOCKS, p. ej.) elaborados con logotipos llamativos asociados a la industria de la música, en donde las canciones provienen de títulos de obras.



Un importante aliciente del coleccionismo es el deseo que lleva a que unas piezas sean más coleccionables que otras, dependiendo en muchos casos de quién querría poseerlas.  Como dicen los psicoanalistas, “el deseo del sujeto es del deseo del otro” tal y como ocurre cuando en un cuarto lleno de juguetes un niño solo quiere jugar con el juguete que otro esta usando.  La traslación entre el campo visual -las obras de arte- y un hipotético registro sonoro -las canciones imaginarias en que se han convertido-, intentan revisar el vínculo afectivo que suscitan las piezas dentro de los coleccionistas, que podría basarse en una suerte de fantasía. Freud, decía que la fantasía funciona en tres dimensiones temporales, porque su contexto -es decir sus elementos materiales-, proviene del presente; pero el deseo que la origina surge del pasado, en las experiencias tempranas; mientras que es en el futuro es donde podría realizarse. La fantasía entonces, se produce a través de actos conscientes e inconscientes, mediante los cuales la subjetividad se contrapone al campo social. Una colección moviliza un sistema de conocimiento y apropiación del arte que tiene coherencia desde los intereses particulares mediante los cuales se configuró, por eso nunca dejará de entenderse como una ficción, en la medida en que sus aglutinantes son proyectados por deseos y fantasías. Esto es cierto incluso en las colecciones de los museos en donde la fantasía imperante es percibida como una estructura objetiva de coherencia subyacente.

Los dibujos de los discos están acompañados por otro tipo de dibujos que presentan situaciones alusivas a la adquisición de piezas en donde se hacen notar distintos usos sociales de esa práctica cultural.  Estos dibujos vinculan imágenes de diversos orígenes que se contextualizan con iconos del arte contemporáneo y textos al pie de página que como una voz en off crean una tensión en la imagen direccionándola hacia el comentario, que con humor indaga sobre como esta experiencia cultural que llamamos arte es inseparable de la manera como nos apropiamos socialmente de ella.



Jime Ceron 






domingo, 20 de abril de 2014

BLING BLING ,2012-2013



















En alguna parte leí que los museos  son los templos donde se depositan los bienes culturales de la humanidad. Nombres como PRADO, MOMA, LOUVRE etc., se convierten en sinónimo de lo que solemos considerar  “Culto”. La gente con “buen gusto” visita museos, y los museos a su vez ofrecen un  variado número de “suvenires” en sus tiendas al final del recorrido. Carteras, portavasos, botones, maletines, libretas, libros, modelos para armar etc. son solo algunos de las cosas que puede comprar como evidencia de que usted estuvo allí.
Las manoplas o también conocidas como “puño americano” son  asociadas al contexto de las peleas callejeras o al mundo del  hampa, su condición de arma blanca le ha valido su prohibición en algunos países .Sin embargo su imagen(o su forma) es cada vez más popular, es común verlas como dijes, hebillas de cinturones, anillos etc. Muy común entre los accesorios de cantantes de “Hip Hop” o su equivalente latino, el famoso “Reggaetón”. Y al mencionar estos géneros tan populares  es inevitable pensar en su estética, el Bling Bling.
El “Bling Bling” esa onomatopeya que le dio el nombre a toda una visual del exceso, para muchos de muy, muy  mal gusto, para otros muy popular, o para algunos popular o de mal gusto, es lo mismo.
Mi trabajo es el resultado de encuentros inesperados (creo que ya lo he dicho antes).Encuentros y asociaciones  en la ficción del dibujo o la pintura. Una manopla con el logo emblemático de un museo, en letras al estilo bling bling, es en resumidas cuentas un encuentro de lo popular, con lo culto, del “buen gusto” con el “mal gusto” dando como resultado la imagen de un objeto extraño por sus orígenes, cargado de humor, sobre todo si llegase a tener un uso práctico en la vida real.




jueves, 17 de abril de 2014

BANDA SONORA,2012







 

                        









                                          







                                           





                                         







                                         








                                         



 




                                        






                                         










                                      









                                         










                                         




















Este proyecto es una propuesta de metáfora visual basado en mecanismos de apropiación y contextualización de imágenes que corresponden a la iconografía del arte contemporáneo y canciones populares cuyos títulos son iguales o están relacionados con los títulos de obras icónicas del arte contemporáneo.Estas imágenes  y canciones son usadas como referentes para la realización de dibujos a tinta que crean la ilusión de un libro abierto, dónde en una de sus páginas aparece la imagen de una obra de arte y en la otra la letra de una canción con un titulo igual o relacionado con el título  de la obra de la pagina anterior. Creando la ficción de un libro de arte cuyos textos no son profundas reflexiones sobre arte, si no, canciones completamente ajenas a su tocayo plástico.El proyecto pretende establecer un dialogo entre una cultura popular (las canciones) y otra más cerrada (el arte).a partir de un encuentro inesperado entre imagen y texto generando  un comentario irónico sobre esa experiencia cultural que llamamos arte.





Hace algunos años, quizás más, se hicieron populares unas publicaciones llamadas “cancioneros” que consistían en una recopilación de las letras de las canciones de moda acompañadas por imágenes de las agrupaciones o cantantes de dichas canciones. Este recuerdo, junto con el accidente de buscar en Google la imagen de una obra de arte y que el resultado no sea la imagen, si no, una canción llamada exactamente igual (Tomato Head de Paul MCcarthy y “Tomato Head” de la agrupación Shonnen Knife) son el punto de partida de este proyecto.

Banda Sonora, es un proyecto visual iniciado en el año 2011,basado en los mecanismos de apropiación  de imágenes y canciones pertenecientes al mundo del arte y a la cultura popular. En él, Marco Mojica utiliza el dibujo de tinta sobre papel para crear la ilusión secuencial de un libro abierto página a página, en las cuales se contextualizan la imagen de una obra icónica del arte contemporáneo con la letra de una canción llamada exactamente igual  que el titulo de la obra en la página siguiente.

El resultado, un conjunto de aproximadamente 24 dibujos que crean la ficción de un libro de arte donde los textos han sido reemplazados por canciones, generando un dialogo, a partir de ese encuentro inesperado, que con ironia mezcla la cultura popular y el arte.